Semblanzas científicas

GALILEO GALILEI

Galileo Galilei (1564-1642)


José M. Ramos González
(c) 2011



ISAAC NEWTON

Es caso paradigmático
el de este científico inglés
que puso el mundo al revés
con su saber matemático.

Pues aparte de la ciencia
del que era un pionero
también era prisionero
de a la alquimia la querencia.







  


ALBERT EINSTEIN

Por mucho que ingirió brebajes
de niño era desastroso,
disléxico era el mocoso
y de mal aprendizaje.

Pero algo sucedió
y se produjo un milagro
y un día no aciago
su bombilla se encendió.

No le cayó en la cabeza
ningún fruto inspirador,
sino que en su interior
algo actuó con pesteza












Compareció Galileo
ante cruel Inquisición,
pues dogma era en religión
el horror al Fuego Eterno.

Y el astrónomo cabal
a la excomunión temía
creyendo que de herejía
lo acusaría el Tribunal.

Al final se retractó
de todas sus observaciones
debido a aquellas presiones
con las que se le amenazó.

Y aunque el castigo evitaba,
por mucho que él no quisiera
siempre supo que la Tierra
en torno a nuestro Sol giraba.








En las Escrituras creía 
de la Biblia textualmente 
y trabajó arduamente 
en obtener profecías. 

Y pese a sus descubrimientos
que persisten hoy en día,
cuando estudió tonterías
fue una pérdida de tiempo.


Si una manzana es verdad
que en su cabeza impactó
y al momento descubrió
la ley de la gravedad,


Que me caiga sin dudar
en la cabeza un buen coco
a ver si con el sofoco
algo yo puedo inventar.


Tampoco estaría mal
que me cayese un melón
a ver si tengo ocasión
de en Ciencia poder triunfar.





Y con ese aspecto ajado,
con despeinada melena,
un traje que daba pena
y porte desaliñado,


Consiguío con gran acierto
y muchas dosis de humildad,
descubrir la gran verdad
que rige en el Universo.


Y la intuición le llegó
cuando en la estación del tren
esperando en el andén
él observaba un reloj.


Y aunque sea tontería,
a la vista de ese objeto,
Albert se autoimpuso un reto
y formuló una teoría.


Teoría hoy llamada
de la Relatividad
y para la humanidad
supuso nueva alborada.


 José M. Ramos González
(c) 2011